Fordson 7V
Publicado: 27 Jun 2022, 21:34
Este es un trabajo un poco diferente.
No vamos a ver este camión en ningún circuito ni llevando coches de carreras ni nada por el estilo.
Vayamos por partes:
Los camiones, la maquinaria de obras públicas, los tractores… siempre me han llamado la atención.
Por otra parte, mis amigos de Otero Scale Models, Victor y Jaime, los mejores en lo suyo, me propusieron hacer uno de sus kits… ¡no me pude resistir!.
Y, para cerrar el círculo, los camiones raros, cincuenteros, británicos o sencillamente diferentes son una tentación excesiva.
Ya tenemos el coctel completo.

El camión es un Fordson 7V. remotorizado en mi caso con motor Barreiros.
La marca, en principio y en el entorno de la Primera Guerra Mundial, comenzó construyendo tractores con unos principios de diseño similares al del sempiterno Ford T. Sencillo, fiable (no las primeras series) relativamente asequible. Era más barato que mantener los animales necesarios para un trabajo similar.


Los tractores se produjeron, en principio, en Estados Unidos y rápidamente se instaló una planta en Cork, Irlanda. En esa época todavía era parte del Reino Unido. Posteriormente se fabricaría en varios sitios por todo el mundo.
En el año 1937 la Ford de las islas británicas presentaron un camión novedos, con cabina adelantada y un motor de nuevo diseño configurado como V8 de gasolina y culatas planas, proporcionando una potencia de 85 CV, nada mal en su época, a través de una caja de cambios de cuatro velocidades.
Entre 1937 y 1938 la rejilla del radiador ra curva, y plana a partir de1939.
Tenía el techo corredizo sobre el asiento del pasajero, supongo que a modo de aire acondicionado
En España fue Ford Ibérica la encargada de su importación a través de sus instalaciones en Barcelona, siendo frecuentes en los años 50 e incluso parte de los 60.
Fue frecuente su remotorización, adaptándoles motores diesel Perkins o, como es el caso del mío, Barreiros. Hubo dos batallas, pero en España solo se comercializo la larga.
El kit llegó perfectamente embalado y protegido. Como suele ser norma en los kits de marcas artesanales, en una caja de cartón con burbujas de plástico, embolsado y, lo que más me llamó la atención, con el chasis sujeto con cinta a un taco de madera para evitar deformaciones. Ya sabemos que las resinas pueden ser temperamentales.
Instrucciones pormenorizadas paso a paso y a color, fotograbados, ruedas de goma, un transparente termoformado para las lunas laterales, otro troquelado para el parabrisas y calcomanías de calidad completan el conjunto.
Puse el despiece sobre la mesa, saque lijas limas y cuchillas, lupa (uno empieza a tener una edad) lo estudié con detalle y guardé con todo cuidado limas, lijas y cuchillas. ¡En la vida había visto un kit tan perfecto! Nada. Y nada es nada, ni una rebaba, ni una línea de molde… nada. Pintar y montar directamente. En la vida había visto cosa igual. Palabra, no es porque sean amigos, es que no he visto nada así nunca. Hice un cierto montaje “en seco” más por la curiosidad de ver cómo va a quedar que por necesidad.
He escaneado las instrucciones, me evito hacer una descripción del conjunto.

Comienzo con el trabajo. No suelo imprimar las resinas cuando pinto con lacas al agua tipo Tamiya o Mr Hobby. Nunca he tenido ningún problema y me quito una capa que siempre tiende a empastar detalles.
Tras montar chasis, transmisión eje trasero, eje delantero me pongo a pintar. Este último trae la posibilidad de colocar una varilla a modo de eje, o dotarlo de dirección funcional. Cómo no, funcional.
A la base le He dado un color marrón obscuro regular en todo el conjunto para después ir aplicando rojo mate de Tamiya de forma que reservo el marrón en los recovecos.

Sin meterme en grandes líos he aplicado el color de arriba abajo para acentuar las luces y sombras, más o menos como en los vehículos militares. Después, a las zonas superiores le he ido aplicando poco a poco pequeñas cantidades de amarillo para ir dando ese aspecto iluminado.


Tras un barnizado en brillo con Tamiya, sombreo y enguarro con marrones y negros. Esta vez he usado tintas de Citadel. Nuevo barnizado, esta vez en mate y con lapiceros acuarelables remarco aristas con tonos rosas y naranjas, y utilizo marrones para simular pequeños arañazos.

Pequeños toques de color plata o aluminio para las tuercas, sombreados para selectivos para remarcar algún detalle que otro, algún volumen… y listo.
A continuación, la cabina y los guardabarros.
Para la primera he usado un azul obscuro para empezar y de la misma manera que el chasis, he ido aclarando las distintas partes, siempre de arriba abajo. He usado un azul grisáceo como color dominante porque me ha parecido un buen contraste con el rojo del chasis y de aspecto bastante “industrial”.
En las partes superiores he llegado a meter algo de blanco. Los guardabarros están pintados de forma parecida, pero con negro de base u grises de blanco y negro cada vez más claro.

A partir de aquí, más de lo mismo… remarcado de juntas con tinta de Citadel azul, pequeños arañazos a lápiz con color azul claro, algún descuelgue de mugre con azul obscuro, también a lápiz… también he aplicado pequeños toques morados en las sombras para aumentar los matices. Después queda todo muy atenuado con el empolvado. No se ve, pero se siente.
Unos toques de lápiz acuarelable marrón y marrón naranja resuelven bastante bien lo de los pequeños piques de pintura.


Por cierto, ya que se ven las ruedas, están tratadas con pigmentos en polvo y después frotados con el dedo.
Una vez colocados los transparentes juego con barniz mate levemente ensuciado en ocasiones con color arena claro para simular polvo. En el parabrisas he hecho un enmascaramiento para simular el barrido de los limpiaparbrisas. Por cierto, cambié los “limpias” por otros de plástico estirado. No es que fueran malos, que no lo son, es que perdí uno…



El interior, más o menos igual aunque he exagerado un poco los contrastes para que se aprecien a través de las ventanas. De todas maneras, aunque los transparentes realmente lo son, me he encargado de pringarlos. ¡Qué se le va a hacer!

Una cosa que si he hecho y no venía en el kit son los biseles de los relojes. Una vez pintado el salpicadero y colocadas las calcas, con aros de alambre de estaño fino y una gota de barniz brillo. Es una manía mía, pero hacen la misma falta que un cenicero en una moto.

Y enseguida la caja…

No vamos a ver este camión en ningún circuito ni llevando coches de carreras ni nada por el estilo.
Vayamos por partes:
Los camiones, la maquinaria de obras públicas, los tractores… siempre me han llamado la atención.
Por otra parte, mis amigos de Otero Scale Models, Victor y Jaime, los mejores en lo suyo, me propusieron hacer uno de sus kits… ¡no me pude resistir!.
Y, para cerrar el círculo, los camiones raros, cincuenteros, británicos o sencillamente diferentes son una tentación excesiva.
Ya tenemos el coctel completo.

El camión es un Fordson 7V. remotorizado en mi caso con motor Barreiros.
La marca, en principio y en el entorno de la Primera Guerra Mundial, comenzó construyendo tractores con unos principios de diseño similares al del sempiterno Ford T. Sencillo, fiable (no las primeras series) relativamente asequible. Era más barato que mantener los animales necesarios para un trabajo similar.


Los tractores se produjeron, en principio, en Estados Unidos y rápidamente se instaló una planta en Cork, Irlanda. En esa época todavía era parte del Reino Unido. Posteriormente se fabricaría en varios sitios por todo el mundo.
En el año 1937 la Ford de las islas británicas presentaron un camión novedos, con cabina adelantada y un motor de nuevo diseño configurado como V8 de gasolina y culatas planas, proporcionando una potencia de 85 CV, nada mal en su época, a través de una caja de cambios de cuatro velocidades.
Entre 1937 y 1938 la rejilla del radiador ra curva, y plana a partir de1939.
Tenía el techo corredizo sobre el asiento del pasajero, supongo que a modo de aire acondicionado
En España fue Ford Ibérica la encargada de su importación a través de sus instalaciones en Barcelona, siendo frecuentes en los años 50 e incluso parte de los 60.
Fue frecuente su remotorización, adaptándoles motores diesel Perkins o, como es el caso del mío, Barreiros. Hubo dos batallas, pero en España solo se comercializo la larga.
El kit llegó perfectamente embalado y protegido. Como suele ser norma en los kits de marcas artesanales, en una caja de cartón con burbujas de plástico, embolsado y, lo que más me llamó la atención, con el chasis sujeto con cinta a un taco de madera para evitar deformaciones. Ya sabemos que las resinas pueden ser temperamentales.
Instrucciones pormenorizadas paso a paso y a color, fotograbados, ruedas de goma, un transparente termoformado para las lunas laterales, otro troquelado para el parabrisas y calcomanías de calidad completan el conjunto.
Puse el despiece sobre la mesa, saque lijas limas y cuchillas, lupa (uno empieza a tener una edad) lo estudié con detalle y guardé con todo cuidado limas, lijas y cuchillas. ¡En la vida había visto un kit tan perfecto! Nada. Y nada es nada, ni una rebaba, ni una línea de molde… nada. Pintar y montar directamente. En la vida había visto cosa igual. Palabra, no es porque sean amigos, es que no he visto nada así nunca. Hice un cierto montaje “en seco” más por la curiosidad de ver cómo va a quedar que por necesidad.
He escaneado las instrucciones, me evito hacer una descripción del conjunto.

Comienzo con el trabajo. No suelo imprimar las resinas cuando pinto con lacas al agua tipo Tamiya o Mr Hobby. Nunca he tenido ningún problema y me quito una capa que siempre tiende a empastar detalles.
Tras montar chasis, transmisión eje trasero, eje delantero me pongo a pintar. Este último trae la posibilidad de colocar una varilla a modo de eje, o dotarlo de dirección funcional. Cómo no, funcional.
A la base le He dado un color marrón obscuro regular en todo el conjunto para después ir aplicando rojo mate de Tamiya de forma que reservo el marrón en los recovecos.

Sin meterme en grandes líos he aplicado el color de arriba abajo para acentuar las luces y sombras, más o menos como en los vehículos militares. Después, a las zonas superiores le he ido aplicando poco a poco pequeñas cantidades de amarillo para ir dando ese aspecto iluminado.


Tras un barnizado en brillo con Tamiya, sombreo y enguarro con marrones y negros. Esta vez he usado tintas de Citadel. Nuevo barnizado, esta vez en mate y con lapiceros acuarelables remarco aristas con tonos rosas y naranjas, y utilizo marrones para simular pequeños arañazos.

Pequeños toques de color plata o aluminio para las tuercas, sombreados para selectivos para remarcar algún detalle que otro, algún volumen… y listo.
A continuación, la cabina y los guardabarros.
Para la primera he usado un azul obscuro para empezar y de la misma manera que el chasis, he ido aclarando las distintas partes, siempre de arriba abajo. He usado un azul grisáceo como color dominante porque me ha parecido un buen contraste con el rojo del chasis y de aspecto bastante “industrial”.
En las partes superiores he llegado a meter algo de blanco. Los guardabarros están pintados de forma parecida, pero con negro de base u grises de blanco y negro cada vez más claro.

A partir de aquí, más de lo mismo… remarcado de juntas con tinta de Citadel azul, pequeños arañazos a lápiz con color azul claro, algún descuelgue de mugre con azul obscuro, también a lápiz… también he aplicado pequeños toques morados en las sombras para aumentar los matices. Después queda todo muy atenuado con el empolvado. No se ve, pero se siente.
Unos toques de lápiz acuarelable marrón y marrón naranja resuelven bastante bien lo de los pequeños piques de pintura.


Por cierto, ya que se ven las ruedas, están tratadas con pigmentos en polvo y después frotados con el dedo.
Una vez colocados los transparentes juego con barniz mate levemente ensuciado en ocasiones con color arena claro para simular polvo. En el parabrisas he hecho un enmascaramiento para simular el barrido de los limpiaparbrisas. Por cierto, cambié los “limpias” por otros de plástico estirado. No es que fueran malos, que no lo son, es que perdí uno…



El interior, más o menos igual aunque he exagerado un poco los contrastes para que se aprecien a través de las ventanas. De todas maneras, aunque los transparentes realmente lo son, me he encargado de pringarlos. ¡Qué se le va a hacer!

Una cosa que si he hecho y no venía en el kit son los biseles de los relojes. Una vez pintado el salpicadero y colocadas las calcas, con aros de alambre de estaño fino y una gota de barniz brillo. Es una manía mía, pero hacen la misma falta que un cenicero en una moto.

Y enseguida la caja…
