En realidad lo primero que les picó fue un escorpión, en forma de un diminuto Fiat 500 con esteroides Abarth, pero buscaban un trasto con un poco más batalla, y se les puso a tiro un viejo Seven con mucha guerra a sus espaldas.
Con más voluntad que sentido común se pusieron a darle. Un motor nuevo por aquí, unas suspensiones por allá, algo de aluminio... al final, rehicieron el coche prácticamente al completo.
Suelen turnarse para correr, y hay que estar atento al color del casco para saber qué día corre cada uno.
La verdad, para los medios que manejan, mal no lo hacen...
Aquí los tenemos, preparados para la segunda manga de un domingo de otoño.
Espero que os guste, y gracias por echar un vistazo.
