Este fin de semana tocaba carrera.
La tercera, de hecho, y tras un buen resultado hace tres semanas Jelle estaba entusiasmado. El Masera había dado algún problemilla de ajustes en las dos pruebas anteriores, algo temperamental de carburación, un poco de aquí y de allá con la suspesión, pero este fin de semana prometía. Iba rodando quinto, nada mal.
En la decimoctava vuelta Archie, el bueno de Archie la ha vuelto a liar. (Por cierto, he vuelto a tener que pulir el cobra de Archie. ¡Qué lata da el tío!) Pasada de frenada, trompo, golpecillo en el cárter… y la pista regada de aceite.
Y aquí está Jelle, más cabreado que una avispa en un vaso, apartando el coche para que pase la furgoneta de limpieza.
A ver si esto se reanuda y hacemos algo…





