La verdad es que lo vi barato, con buena pinta y me picó la curiosidad.
Cuando llegó a casa aluciné. La presentación, buenísima. De lujo. Caja con todo muy bien presentado, una pequeña publicación, incluso un pequeño destornillador. Por supuesto no pude evitar el montarlo inmediatamente.
Era una pasada. Fino, casi delicado, muy bien terminado y con detalles realmente buenos. Un amigo modelista me llamó de todo menos guapo cuando le comenté que lo iba a someter al “tratamiento habitual”…

Y lo sometí.
Redesmontado, decapado. Desbarbado de las pocas rebabas que traía, pulido…
Y a pintar.
Me metí en un lío extraño pero que, a la larga, puede funcionar.
Hacía algún tiempo, en un trabajo anterior, tuve el aerógrafo cargado con rojo transparente de Tamiya, y para descargarlo un poco pinté una carrocería de Ferrari tan mala que está camino de convertirse en un vehículo antigravitacional. Si queréis ver alguno de ese tipo, no hay más que decirlo. Cuando se secó el resultado fue tan resistente que era incapaz de arrancarlo con la uña.
Ya tengo la solución a mis problemas con las imprimaciones al agua!
“Si esto agarra de esta manera, ya está”.


Para pintarlo mezcle blanco de Tamiya, aluminio claro de Vallejo Metal Colors y una pizca de azul, lo tiré con el aero y… ¡¡rosa!! ¡¡Quedó rosa!!
Cagamentos, jaculatorias y puñetazos en la mesa, lo de siempre.
Lo bueno de las lacas al agua es que la socorrida pasada por alcohol soluciona el problema.
Llevaba tiempo usando el disolvente de AK Real Colors Hight Compatibility, que va de cine para pintar, para limpiar el aerógrafo, la mesa y todo lo que ponga por delante. Por aquí nos referimos a él con “Sangre de Alien”. Frikys que somos…
Más o menos, al mismo tiempo, pintando otro coche en dos tono me di cuenta de que al aplicar el segundo la pintura hacía “cosas raras”; disolvía todo lo que ya estaba seco y lo mezclaba. De los errores se aprende. Voy a probar con disolvente de Tamiya de tapón amarillo que creo que no es tan agresivo. Si no con el de tapón blanco, y si no uso agua y que salga el sol por donde quiera.
Vuelta a una imprimación tradicional vuelta a pintar.


Un panelado con gris obscuro para las ranuras de puertas y capos, y a otra cosa.
Los detalles interiores eran bastante buenos y finos, un volante de película, asientos, chasis… todo muy en su sitio.
Al contrastar la información que encontré en la red con lo que tenía en la mesa me di cuenta de que debía hacerle algo más.
Completé el chasis, cosa fácil, con un redondo de Evergreen del mismo diámetro, y con una tira a la que realicé unos taladros hice los refuerzos laterales. Nada excesivamente complicado pero de efecto. Las fotos son antriores aretocar las juntas del chasis...
Con los asientos rojos, ni me molesté en decaparlos. Solo retoqué con el aero, luces y sombras y añadí los cinturones de estaño. En el Lotus de Mario y Nicolás está el proceso completo.






Pequeños retoques en las ruedas, alguna aguada y poco más hizo falta.

Un pequeño tropiezo fueron las rejillas de la parte de atrás, venían serigrafiadas. Como me había liado con lo de las calcas propias pude resolverlo sin grandes sufrimientos.
Al garaje, y del garaje a la viñeta.


El resto aquí.
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