Un mundo a escala
Esther Angulo regenta desde hace 32 años Hobby's, la juguetería técnica que alimenta los sueños de aficionados a maquetas, coches y aeromodelismo
La fotografía laboral de Esther Angulo siempre la representa al otro lado del mostrador. Fue dependienta en un local de regalos que pasó al limbo del comercio, como tantos otros. Y en 1977, hace ya 32 años, le apareció la posibilidad de abrir su propio negocio. «Son de esas cosas que se deciden en el momento. Surgió así y aquí estamos desde entonces», dice en la calle Ortiz de Zárate. «Era la época del Ibertren y de las maquetas. Luego, a medida que los clientes iban pidiendo otras cosas, nos metimos en más productos».
Tan cierto como las abigarradas estanterías de cristal a ambos lados de la tienda. Los aficionados a las manualidades, a las maquetas, a los barcos, a los aviones, a los helicópteros, a las casas en miniatura con sus complementos como la uña del pulgar... Quienes hacen del detalle placer experimentan un subidón en el ánimo cuando franquean la puerta de Hobby's.
La fidelidad de una clientela tan específica está garantizada. «Sobre todo la de antes», matiza. «Gente que empieza con un coche o un avión y luego sigue. E incluso los hijos de ellos porque en esto pasa como con la lectura. Si los niños ven leer en casa se aficionan; si ven hacer maquetas también les llama la curiosidad. Antes había más afición por todas estas cosas. Ahora, con los ordenadores y la 'PlayStation'...». La revolución tecnológica gana la batalla al trabajo manual; el mundo virtual vence entre la chavalería al universo en escala que vende Esther.
Pero no se queja. Mientras mantiene esta conversación entra en el local gente joven. Dos chicos que rozan la veintena son habituales del comercio. «Hacen unos coches preciosos», informa la propietaria, Son expertos desde el volante hasta las válvulas del motor. Uno pega la oreja y apenas les puede seguir medio minuto. Su jerga automovilística resulta demasiado elevada para legos en la materia. «Es superguay el Saab», le dice uno al otro. Y reparan en un 850 Coupé del 'Pleistoceno' o en el Renault 4 próximo en la balda al bólido R-28 que pilota Fernando Alonso.
Todo lo imaginable
Esther no se arrepiente para nada de una vida dedicada al comercio y menos aún de haber montado la juguetería técnica. «Me gusta la relación con el público. Aquí vienen muchos hombres que saben lo que quieren». Acuden a Hobby's a tiro fijo, no marean la perdiz y, si acaso, salen con algún objeto más de lo previsto. Así lo confiesa otro joven cliente que indaga entre muebles minúsculos para decorar una vivienda de miniatura.
Hay aviones montados para volar, barcos en plástico o madera, estáticos y con posibilidad de navegar por las aguas, castillos medievales, casonas del país, soldados de plomo... A propósito de ellos surge el nombre de Ramón Labayen, ex consejero del Gobierno vasco y suministrador para la tienda de moldes de figuras militares en plomo que él mismo hacía. Esther muestra los coloristas trajes de soldados. «Los hace y pinta un artesano de San Sebastián. Esto no lo puede hacer cualquiera».
La dueña del establecimiento fija a finales de los noventa la mejor época del negocio. Era el tiempo del radio-control, que llegó a promover competiciones en Mendizabala y los exteriores del centro comercial Gorbeia.
-¿También aquí se nota la crisis económica?
-Sí, claro que se nota. Pero ya desde hace tiempo por la escasez de aparcamientos en el centro y las obras del tranvía. A la gente le resultaba incómodo andar por aquí y no venía. Las cosas van mal en el centro desde que abrieron El Boulevard.
-¿Hay antídoto?
-Nos salvamos los especialistas en ciertas cosas. Las grandes superficies no montan estas tiendas porque no puedes poner en el mostrador a cualquiera. Tienes que entender lo que vendes.
La noticia original:
Un mundo a escala. El Correo
