Cuando era “pequeño” le dio por los karts, y hubo quien le sugirió que usase uno para cada pie.
Empezó a correr después en la fórmula tres, máquinas diminutas con motor de moto, y fue todo un desastre. No es solo que hubiera que engrasar a Filiberto para meterlo dentro del cockpit, es que además aplastaba literalmente el pobre cochecillo.
Hubo quien le dio que se dedicara a las carreras de camiones, y se le pasó por la cabeza, pero no era lo que más le seducía.
Probó varios trastos hasta que alguien le habló de un Maserati 450 que estaba medio olvidado en el fondo de un garaje. Su anterior propietario no hizo mucha carrera con él, y terminó por aburrirse. Adolecía de problemas de puesta a punto, los mismos que le habían perseguido desde que salió del tablero de dibujo. Al fin y al cabo es el Maserati con el motor más grande que te puedes echar a la cara.
Filiberto, además de grande es tenaz, muy tenaz. A base de tiempo y perseverancia ha conseguido que el bicho funcione. No es perfecto, solo va bien. Con achaques días buenos y días malos, pero ha conseguido un equilibrio ente prestaciones, resultados y fiabilidad.
Lo que no ha conseguido es que el coche vaya recto… Pese al tren trasero De Dion y la caja atrás, cada vez que “pega un zapatazo”, y lo hace a menudo, la zaga se vuelve loca...






Como complemento…
https://youtu.be/rR3_-3kJo4E" onclick="window.open(this.href);return false;
https://youtu.be/-5kyMuEENfI" onclick="window.open(this.href);return false;